A estas alturas, uno podría pensar que Marilyn Manson, acostumbrado a todo tipo de excesos, es inmune a los efectos del alcohol. Sin embargo, después de la que lió la pasada noche de Halloween en Las Vegas, ha quedado claro que ni siquiera él está a salvo de las consecuencias provocadas por una sobredosis de absenta. El pasado sábado a eso de las 4 de la mañana, tras emborracharse de lo lindo en un club, al vocalista le dio por querer irse a un karaoke donde finalmente entraría para cantar ‘Cry Me A River’ de Justin Timberlake hasta ¡¡6 veces!!. Un testigo que pudo presenciar ese momento surrealista declaró:
“Empezó a beberse unas cuantas cervezas y cogió el micro para interpretar una versión de ‘Texas Radio’ de The Doors y ‘Cry Me A River’ de Justin Timberlake que cantó hasta en seis ocasiones.”
Hasta ese momento, a pesar de monopolizar el micrófono, todo parecía más o menos normal tratándose de un ser tan excéntrico como es Marilyn Manson. Sin embargo, cuando el sistema del karaoke empezó a experimentar problemas de sonido, el artista salió cabreado del local, un cabreo que se amplificó cuando vio que ningún coche le estaba esperando a la salida.
Pero a unos cuantos metros, Manson vio una limusina aparcada cuyo chofer estaba fuera del coche hablando por teléfono y, sin pensárselo dos veces, el cantante abrió la puerta del conductor e intentó sentarse al volante. Pero como contó una fuente:
“Cuando Manson intentó sentarse en el asiento del conductor, el chofer le agarró y le sacó del coche.”
Ante el numerito que estaba montando en plena calle, Marilyn Manson se dirigió a los curiosos diciendo:
“Lo siento, me volví loco. Pero soy una estrella del rock.”
¿Es una estrella del rock? Más bien lo fue en su día.
¿Es una estrella del rock? Más bien lo fue en su día.
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